Mis bordados son un homenaje a la conexión ancestral de las mujeres con la labor de crear. Cada puntada es un recuerdo de las generaciones de mujeres que nos precedieron, quienes encontraron en la labor manual una forma de resistencia, empoderamiento y comunidad. Los bordados reflejan la paciencia, el detallismo y la dedicación que implica la creación, elementos que son inherentes a la experiencia femenina. Al bordar, no solo estoy creando una pieza de arte, sino que estoy tejiendo una historia que se entrelaza con las historias de nuestras antepasadas. Este acto de creación colectiva, que se va transmitiendo de generación en generación, es una celebración de la comunidad femenina y de la fuerza que surge de la unión y la colaboración.